Historia del colegio

Historia Fundacional

El año 2002 por impulso de unos matrimonios de la Federación de familias de Schoenstatt se abren las inscripciones para un nuevo colegio inspirado en la pedagogía del Padre Kentenich.

Las personas que lideraron este proceso fueron Eulogia Infante Vial y su marido Patricio Moore, junto a Paula Browne. Se quería fundar un Colegio en la comuna de Las Condes, cerca del Santuario de Campanario y mantener la sencillez y austeridad que caracterizan al Movimiento de Schoenstatt.

Para asegurar una continuidad en la línea pastoral y pedagógica elegidas, se buscó la participación de la Federación de Familias de Schoenstatt, instancia de apostolado en el ámbito familiar, en donde se “forma el hombre nuevo en la nueva comunidad”, lo cual involucra a toda la familia en su amplia dimensión.

El Consejo de la Federación se mostró interesado y se concluyó que el colegio debía favorecer a las familias numerosas, caracterizarse por su excelente nivel académico y en lo posible, entregar en forma intensiva el idioma inglés, de manera que llegara ser bilingüe. Un colegio que teniendo la pedagogía y espiritualidad del Padre Fundador, tuviera también el sello de la Federación de “libertad y magnanimidad”. Así, los fundadores quisieron volcar en él la experiencia que les había entregado la fundación del Colegio Monte Tabor.

El Proyecto contempló que fuera un colegio mediano (dos cursos por nivel), mixto, sencillo y austero, y con la pedagogía Kentenijiana.

Dadas las dificultades que se debieron enfrentar y la calidad del grupo humano que se concertó para fundar el colegio, la audacia que ello significó sólo se puede explicar como un deseo expreso de la Mater para la formación del “hombre nuevo en la nueva comunidad”.

En esta etapa se presentan otros colaboradores como los matrimonio La Rivera-LLombart y Mujica-Dittborn.

Otra animación fundamental fue aplicar en la educación los principios pedagógicos del Padre Fundador. El Padre Kentenich, un sacerdote excepcional, adelantado en todo a su tiempo, enuncia principios pedagógicos que recién hoy son captados en su real dimensión. Cabe hacer notar que estos principios no se han llevado del todo a la práctica y aquí había una posibilidad extraordinaria de hacerlo. Los “Talleres del Santuario” se habían desarrollado en muy buenas acciones Pastorales y la vida de excelencia en ámbitos familiares y religiosos, pero no en expresiones profesionales, ni como tareas educativas, que son parte del carisma profético del fundador. La Federación de Familias podía expresar el carisma de Schöenstatt desde su propia perspectiva, complementando la que entregan los Institutos.

El mundo de los ideales, el amor a la excelencia, la concreción del heroísmo, la fineza de alma, la prontitud para cumplir los deseos de Dios, la vida abandonada en Dios, la magnanimidad, la libertad y las exigencias frutos de los ideales,  eran aportados para la educación a familias completas.

Por último estaba la irradiación de un espíritu mariano. La Virgen se mostraba como Madre y Educadora. Se podía proclamar que la misma Mujer que educó al Señor, que le enseñó a andar, a comer, sus primeras oraciones, sus primeras palabras, también colaboraba pedagógicamente, en la construcción y desarrollo de un colegio.

Sí el colegio era de Ella, nada ni nadie podría impedir su plasmación. La Madre y Reina Victoriosa de Schoenstatt se manifestaría una vez más en la historia del Movimiento. Por el contrario, si no era suyo, fracasaría. Esta era su confianza, como la había sido antes, desde sus comienzos, de los fundadores y de los que se sumarían más tarde.

Otra señal pedida a la Mater fue que si se lograba la incorporación de 12 niños/as, cifra que permitía financiar el proyecto, se continuaría, de lo contrario éste se tendría por fallido. Al final llegaron 16.

Por segunda vez le tocó a doña Eulogia Infante asumir la Dirección sin haberla buscado ni deseado. Rodrigo Inostroza fue el siguiente director, seguido por Fernando Mingram, Mario Sánchez, Bernardita Dittborn y María Carolina Vergara, la actual.

Toda la historia del colegio está basada en la confianza en la Divina Providencia, de otra manera no se entiende como se logró materializar ésta idea. Ante cada crisis se ha coronado a la Mater; la oración de confianza es la favorita, y la estrofa de la oración de la mañana: “Tú nos enviarás las vocaciones que con nosotros se consagren al servicio de tu Reino, nos darás trabajo y copiosas bendiciones y a nuestra impotencia unirás tu inmenso poder”, se ha invocado recurrentemente, habiéndose cumplido paso a paso lo proyectado. Se sabía que este desafío no sería fácil, y se estaba consciente “de la pequeñez de los instrumentos frente a la magnitud de las dificultades”, pero siempre se ha podido apreciar una “resultante creadora”.

El año 2016 es la graduación de 4to. Medio, la primera generación que egresa, completando así los 14 años de escolaridad.

“Instrumentos de María, firmes y libres para el mundo”.